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Apatía

La apatía es un síndrome neuro-conductual que se caracteriza por la falta de voluntad o de interés por las actividades diarias y por las de ocio además de provocar una pérdida de motivación que también puede reflejar una disminución de emociones y sentimientos.

La apatía es un síntoma que se caracteriza por provocar desmotivación por las actividades diarias dando lugar a una disminución del esfuerzo, de las ganas de relacionarse con otras personas, de aprender nuevas cosas, etc. Esto puede ser un síntoma asociado a un trastorno de la salud pero, también, puede estar asociado a aspectos psicológicos. Por lo tanto, es muy importante identificar la causa que provoca la apatía antes de comenzar un tratamiento para la misma.

¿Qué es?

La apatía es una condición o estado que se caracteriza por la falta de motivación o de interés por las actividades diarias y las de ocio, generalmente asociada a una pérdida de motivación o a un estado de malestar.

Una persona apática presenta falta de interés por varias cosas o por todo en general Entre los síntomas más comunes de la apatía se encuentran la falta de interés por una o varias cosas o, incluso, por todo en general. Una persona que sufre apatía presenta una disminución importante de la productividad en sus actividades diarias además de pérdida de iniciativa y de motivación. También suele presentar falta de interés en tener nuevas experiencias, en aprender nuevas cosas y en relacionarse con otras personas.

Causas

La apatía aparece frecuentemente asociada a alguna de las siguientes enfermedades:

• Demencia.
• Esquizofrenia.
• Depresión.
• Infarto cerebral.
• Abstinencia de cocaína u otras drogas.
• Enfermedad de Parkinson.
• Medicación antipsicótica.
• Pérdida de estimulación ambiental.
• Limitaciones sensoriales o motoras.
• Hipertiroidismo "apático".

Otras causas que pueden provocar apatía son:

• Cansancio.
• Trastornos del sueño.
• Aburrimiento.
• Escasa vida social y afectiva.
• Estrés.
• Menopausia.
• Consumo de alcohol.
• Anemias.
• Infecciones y enfermedades graves.
• Medicamentos (antialérgicos, antidepresivos y para la presión arterial).

Síntomas

Principales síntomas de la apatía:

• Pérdida de la motivación, en relación a la situación anterior de la persona, según su edad y sus costumbres o preferencias.
• Reducción de la productividad.
• Reducción del esfuerzo.
• Disminución del tiempo dedicado a actividades de interés.
• Pérdida de iniciativa o perseverancia.
• Disminución de la vida social y actividades de ocio.
• Pérdida de interés general.
• Poco interés en aprender cosas nuevas o vivir nuevas experiencias.
• Disminución del interés por la propia salud.
• Pérdida de respuesta emocional ante eventos positivos o negativos.

Tratamiento

El tratamiento de la apatía dependerá de los aspectos o trastornos que la hayan causado. Por lo tanto es importante identificar la causa que ha provocado este síntoma para, posteriormente, establecer alguna de las siguientes estrategias de tratamiento.

• Terapia psicológica:
  Esta terapia consiste en ayudar a la persona afectada de este síntoma a generar objetivos plausibles y que sea realizables, en un principio con cierta facilidad para ir ganando dificultad con el paso del tiempo. La reestructuración cognitiva también puede ser efectiva para modificar las posibles creencias disfuncionales que puedan estar afectando al individuo respecto al mundo y respecto a sí mismo. En general esta terapia consiste en aumentar la autoestima y la realización de tareas agradables.
• Cambios en el estilo de vida:
  Un estilo de vida saludable puede resultar de gran ayuda a la hora de mejorar este trastorno. Por ejemplo, el control de la alimentación puede permitir suplir diferentes déficits que pueden ser causantes de la apatía además, el ejercicio físico es muy efectivo para generar endorfinas por lo que puede resultar útil tanto para rebajar el nivel de ansiedad como el de frustración.
• Intervención con psicofármacos:
  Determinados fármacos puede ser de utilizada para el tratamiento de la apatía. Generalmente se utilizan fármacos ansiolíticos o antidepresivos pero también resultan efectivos otros fármacos, como lo que contribuyen a mejorar la circulación de neurotransmisores como la noradrenalina y dopamina. Dichos tratamientos deben ser recetados y seguidos por un especialista.