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Debilidad muscular

La debilidad muscular o miastenia se refiere a la disminución de la fuerza en los músculos que permiten el movimiento que puede estar causada tanto por una enfermedad como por un accidente o una lesión.

Debilidad muscular

La debilidad muscular se manifiesta mediante la disminución de la capacidad para realizar movimientos y ejercer fuerza. En muchos casos puede ser un síntoma de una enfermedad nerviosa pero también puede ser provocada por infecciones, accidentes o lesiones. Por lo tanto, en el caso de que se experimente debilidad muscular es importante acudir a un médico lo antes posible para que realice un examen diagnóstico completo con el fin de determinar la causa de la debilidad y comenzar un tratamiento adecuado.

¿Qué es?

La debilidad muscular, también conocida como miastenia, se refiere a la disminución de la fuerza y movilidad de los músculos que permiten el movimiento. Dicha debilidad puede ser un indicio de enfermedad nerviosa o de una afección interna que puede avanzar hasta desembocar en una parálisis.

La debilidad muscular puede aparecer repentinamente, por ejemplo, después de un accidente, de un ataque cerebral o de una infección. No obstante, también hay enfermedades que pueden causar debilidad muscular como, por ejemplo, las polineuropatías y las distrofias musculares.

La debilidad muscular también puede ser clasificada en base a la ubicación de los músculos que afecta:

  • Debilidad muscular proximal: afecta a los músculos que están más cercanos a la parte central del cuerpo.
  • Debilidad muscular distal: afecta a aquellos músculos alejados de la parte central del cuerpo como, por ejemplos, los brazos y pies.

Causas

La debilidad muscular puede deberse a numerosas causas pero, a continuación, se muestran algunos ejemplos de posibles causas:

  • METABÓLICAS:
  • NEUROLÓGICAS:
    • Esclerosis lateral amiotrófica
    • Parálisis de Bell
    • Parálisis cerebral
    • Síndrome de Guillain-Barre
    • Esclerosis múltiple
    • Pinzamiento de un nervio, como en el caso de una luxación discal en la columna
    • Accidente cerebrovascular
  • ENFERMEDADES MUSCULARES PRIMARIAS:
    • Distrofia muscular de Becker
    • Dermatomiositis
    • Distrofia muscular (Duchenne)
    • Distrofia miotónica
  • TÓXICAS:
    • Botulismo
    • Intoxicación por organofosfato (insecticidas, gas nervioso)
    • Intoxicación paralítica por mariscos
  • OTRAS:
    • Anemia
    • Miastenia grave
    • Poliomielitis

Síntomas

La debilidad muscular causada por miastenia grave empeora a medida que los músculos se utilizan de forma repetida mientras que los síntomas tienden a avanzar con el tiempo llegando a alcanzar el peor estado pocos años después de la aparición de la enfermedad.

La miastenia afecta con más frecuencia a los siguientes grupos de músculos:

  • Músculos de los ojos:
    En más de la mitad de los casos de miastenia grave, los primeros signos y síntomas incluyen problemas en los ojos, entre ellos:
    • Caída de uno o ambos párpados (ptosis).
    • Visión doble (diplopia), que puede ser horizontal o vertical, y mejora o se resuelve al cerrar un ojo.
  • Músculos de la cara y de la garganta:
    En aproximadamente un 15 por ciento de los casos de miastenia grave, los primeros síntomas involucran a los músculos de la cara y de la garganta, provocando los siguientes síntomas:
    • Alteraciones en el habla, por ejemplo, con un sonido suave o nasal.
    • Dificultad para tragar, lo que te dificulta comer, beber o tomar pastillas. En algunos casos, los líquidos que se intentan tragar pueden salir por la nariz.
    • Problemas para masticar.
    • Expresiones faciales limitadas.
  • Músculos del cuello y de las extremidades:
    La miastenia grave puede causar debilidad en el cuello, los brazos y las piernas, pero esto suele ocurrir junto con la debilidad muscular en otras partes del cuerpo, como los ojos, la cara y la garganta.

Factores que pueden agravar la miastenia grave:

  • Fatiga
  • Enfermedad
  • Estrés
  • Algunos medicamentos, como los betabloqueantes, el gluconato de quinidina, el sulfato de quinidina, la quinina, la fenitoína, ciertos anestésicos y antibióticos

Cuándo consultar a un médico

Se recomienda consultar a un médico en caso de que se experimenten dificultades para:

  • Respirar
  • Ver
  • Tragar
  • Masticar
  • Caminar
  • Usar los brazos o las manos
  • Sostener la cabeza

Diagnóstico

El diagnóstico de la debilidad muscular o miastenia trata de determinar si la causa que ha provocado este síntoma es una enfermedad. Para ello, el primer paso es realizar una anamnesis completa para conocer cuándo apareció la debilidad muscular, qué músculos están afectados o si se ha producido algún hecho concreto como un accidente o una lesión.

Tras la anamnesis se realizan pruebas complementarias para diagnosticar el grado y la causa concreta de la debilidad muscular. Dichas pruebas complementarias incluyen una exploración física, un análisis de sangre y un examen exhaustivo de los nervios. Estas pruebas ayudan a controlar la movilidad, la fuerza muscular, los reflejos y la capacidad de reacción.

Según el resultado de las pruebas iniciales será necesario realizar pruebas diagnósticas adicionales como las siguientes:

Tratamiento

A continuación se muestran algunos de los tratamientos que se utilizan para aliviar los síntomas de la miastenia grave:

Medicamentos

  • Inhibidores de la colinesterasa: Medicamentos como la piridostigmina mejoran la comunicación entre los nervios y los músculos. Si bien estos medicamentos no curan la afección oculta, pueden mejorar la contracción muscular y la fuerza muscular.
  • Corticoesteroides: Los corticoesteroides, como la prednisona, inhiben el sistema inmunitario y así limitan la producción de anticuerpos.
    El uso prolongado de corticoesteroides, sin embargo, puede tener efectos secundarios graves, como adelgazamiento óseo, aumento de peso, diabetes y mayor riesgo de contraer ciertas infecciones.
  • Inmunosupresores: El médico también puede recetar otros medicamentos que alteran el sistema inmunitario, como la azatioprina, el micofenolato mofetilo, la ciclosporina, el metotrexato o el tacrolimus.

Terapia intravenosa

  • Plasmaféresis: En este procedimiento consiste en realizar un proceso de filtrado similar a la diálisis. La sangre pasa a través de una máquina que elimina los anticuerpos que bloquean la transmisión de señales de las terminaciones nerviosas a los sitios receptores en los músculos. Sin embargo, los efectos beneficiosos por lo general duran unas pocas semanas.
    Es posible que sea necesario implantar un tubo largo y flexible (catéter) en el pecho para realizar el procedimiento.
    Otros riesgos asociados con este procedimiento son: descenso de la presión arterial, sangrado, problemas relacionados con el ritmo cardíaco o calambres musculares.
  • Inmunoglobulina intravenosa: Esta terapia proporciona anticuerpos normales al organismo, lo que altera la respuesta del sistema inmunitario.
    Esta terapia presenta un riesgo menor de efectos secundarios en comparación con la plasmaféresis y la terapia inmunosupresora. Sin embargo, puede tardar alrededor de una semana en empezar a funcionar, y los beneficios por lo general no duran más de 3 a 6 semanas.
  • Anticuerpo monoclonal: El rituximab (Rituxan) es un medicamento que se administra por vía intravenosa y que se utiliza en algunos casos de miastenia grave. Este fármaco destruye cierto tipo de glóbulos blancos, lo que altera el sistema inmunitario y mejora la miastenia grave.
    El rituximab generalmente se administra en forma de infusiones, en un centro de infusiones o en un hospital, de manera ambulatoria. Las infusiones a menudo se repiten durante algunas semanas. En ocasiones, las infusiones se repiten meses después.

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