Nerviosismo
El nerviosismo es un estado de agitación que reduce la calma natural y que suele estar provocado por una reacción del organismo ante una situación desconocida, poco frecuente o incómoda.
Cualquier persona ha sufrido alguna vez algún estado de nerviosismo provocado por determinadas situaciones de tensión, de miedo al fracaso, de estrés, etc. pero de una manera temporal y ante situaciones determinadas. El problema se presenta cuando el nerviosismo se prolonga durante un periodo de tiempo importante, ya que puede ser el síntoma de alguna enfermedad o de un estado de depresión. Por lo tanto, cuando el nerviosismo presenta varios síntomas y se prolonga en el tiempo es importante acudir a un médico lo antes posible para que identifique las causas que lo han provocado y establezca un tratamiento.
¿Qué es?
El nerviosismo es un estado de agitación que suele estar provocado por una reacción del organismo ante una situación desconocida, poco frecuente o incómoda. Durante este estado de agitación se reduce o se pierde la calma natural.
El nerviosismo puede manifestarse de diferentes formas. No obstante, algunos de los síntomas asociados a este estado son: temblor en las manos, exceso de sudoración, taquicardia, tics nerviosos en los ojos, inseguridad, miedo y pérdida de concentración. El lenguaje corporal cambia y el tono de voz se eleva además de hablar más rápido. En principio, una persona que sufre de nerviosismo tiene la sensación de estar ajetreada y bajo presión constante además suele ser muy irritable. En muchas ocasiones este estado afecta al sueño provocando insomnio o trastornos del sueño.
Causas
El nerviosismo suele estar provocado por situaciones inofensivas en las que una persona debe enfrentarse a una situación poco frecuente y desconocida que genera una tensión extrema, miedo y estrés. Aunque las reacciones nerviosas no son las mismas en todas las personas, algunas de las situaciones que pueden dar lugar a un estado de nerviosismo son:
- Momentos previos a un examen.
- Una entrevista de trabajo.
- Un prueba médica.
- Un acto en el que se debe hablar en público.
- Una cita importante.
- Cambios bruscos en el estilo de vida.
- Problemas laborales o mucha carga de trabajo.
- Incertidumbre hacia el futuro.
El nerviosismo también puede ser un síntoma de una enfermedad como, por ejemplo, el hipertiroidismo o la cirrosis hepática, o manifestarse en caso de hipoglucemia en la diabetes tipo I. La menopausia suele provocar un estado de agitación interior en las mujeres.
Síntomas
Los principales síntomas de nerviosismo son:
- Temblor en las manos
- Exceso de sudoración
- Taquicardia
- Tics nerviosos en los ojos
- Inseguridad
- Sentimiento de tristeza o vacío
- Pesimismo
- Ansiedad
- Sentimientos de culpa o impotencia
- Pérdida del deseo sexual
- Mucho o poco apetito (extremos)
- Problemas digestivos permanentes
- Dolor de cabeza persistente
- Miedo
- Pérdida de concentración
- Inquietud
- Irritabilidad
- Insomnio
- Desinterés
- Fatiga
Diagnóstico
Si se manifiesta un estado de nerviosismo que no se relaciona con ninguna situación específica y que, además, persiste en el tiempo es importante acudir a un médico para que realice las pruebas necesarias con el fin de determinar las causas y establecer un tratamiento.
En principio, el médico tendrá en cuenta la edad y el sexo, ya que algunas mujeres pueden experimentar estados de nerviosismo en determinadas etapas como la menopausia. Después, suele realizarse una pequeña entrevista para encontrar una respuesta a algunas preguntas como las siguientes:
- ¿Cuándo se manifestó el nerviosismo por primera vez?
- ¿Desde cuándo se padece?
- ¿Ha variado la intensidad desde la primera vez?
- ¿Qué otros síntomas tienes?
- ¿Fumas o consumes drogas?
- ¿Padeces alguna enfermedad subyacente?
A continuación se realiza una exploración física general y, en la mayoría de los casos, un análisis de sangre mediante el cual, se mide la hormona tiroidea y la glucemia. También pueden realizarse más pruebas como, por ejemplo, una ecografía de tiroides, una gammagrafía o una ecografía hepática.
No se debe subestimar el nerviosismo, pues si es habitual e intenso puede provocar un ataque de nervios o una crisis nerviosa, además, puede ser un síntoma de un problema más grave como la ansiedad, el estrés o una depresión. Cuando un estado de nerviosismo o agitación va acompañado de otras molestias como apatía, falta de apetito, problemas de sueño, falta de concentración, tristeza o desasosiego, pueden indicar un cuadro de depresión.
Tratamiento
Para establecer un tratamiento para el nerviosismo es importante identificar la causa que ha originado tanto el nerviosismo como los síntomas asociados. Por ejemplo, el estrés es a menudo el desencadenante de un sentimiento de nerviosismo, por lo tanto hay que combatir ese estrés para reducir la sensación de nerviosismo.
Las técnicas de relajación, como el entrenamiento autógeno y tener unos hábitos de sueño adecuados pueden reducir el nerviosismo y sus síntomas. Practicar deporte, dar un paseo, ir a la sauna, los masajes y los baños relajantes también ayudan. El objetivo es aprender a manejar el nerviosisimo y evitar el estrés.
Algunas infusiones con plantas medicinales como la valeriana, la hierba de San Juan o la melisa poseen un efecto calmante que ayuda a controlar el nerviosismo. No obstante, se debe tener en cuenta que dichas infusiones no actúan inmediatamente, sino que normalmente deben tomarse durante varios días para conseguir el efecto deseado. Además, los aceites esenciales, sobre todo el aceite de sándalo y el aceite de naranja, pueden mitigar el nerviosismo.
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