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Fatiga

La fatiga o cansancio se caracterizan por una falta de energía y motivación que puede estar asociado al esfuerzo físico, el estrés emocional, al aburrimiento o a la falta de sueño. Sin embargo, en algunos casos puede estar asociada a una enfermedad seria.

Fatiga o Cansancio

La fatiga o cansancio es un molesto síntoma que puede hacer muy complicada la realización de las tareas cotidianas debido a la falta de energía y motivación. En algunos casos (como después de realizar un esfuerzo físico o mental) es normal sentir fatiga pero, cuando aparece sin una causa justificada, puede ser un indicio de que se sufre algún tipo de enfermedad o trastorno de la salud. Además, este síntoma se hace aún más preocupante cuando después de alimentarse y reposar adecuadamente no remite o remite de forma insignificante.

¿Qué es?

Cuando la fatiga persiste después de dormir bien y nutrirse adecuadamente se debe contactar con un médico La fatiga se caracteriza por una falta de energía y de motivación que puede estar asociado normalmente al esfuerzo físico, al estrés emocional, al aburrimiento o a la falta de sueño. La fatiga suele ser un síntoma común que por lo general no se debe a una enfermedad seria, pero también puede ser un signo de un trastorno físico o mental más grave. Por lo tanto, la fatiga comienza a ser preocupante cuando no se alivia con el hecho de dormir bien, nutrirse bien o tener un ambiente de bajo estrés.

El Síndrome de Fatiga Crónica (SFC) es una enfermedad grave, compleja y debilitante que se caracteriza por una fatiga intensa (física y mental) que no remite de forma significativa tras el reposo, o que empeora con actividad física y/o mental.

Causas

Algunas de las posibles causas que pueden provocar fatiga pueden ser:

  • Anemia.
  • Depresión o aflicción.
  • Deficiencia de hierro sin existir anemia.
  • Medicamentos sedantes o antidepresivos.
  • Dolor persistente.
  • Trastornos del sueño como pueden ser: insomnio continuo, apnea obstructiva del sueño o narcolepsia.
  • Hipotiroidismo o hipertiroidismo.
  • Consumo frecuente de alcohol o de drogas (como cocaína o narcóticos).

La fatiga también puede ser causada por alguna de las siguientes enfermedades:

  • Enfermedad de Addison.
  • Anorexia y otros trastornos alimentarios.
  • Artritis.
  • Enfermedades autoinmunitarias como, por ejemplo, el lupus eritematoso sistémico.
  • Cáncer.
  • Insuficiencia cardiaca congestiva.
  • Diabetes.
  • Fibromialgia.
  • Infección (especialmente aquellas que necesitan de mucho tiempo para su tratamiento) como la endocarditis bacteriana (infección del miocardio o de las válvulas del corazón), infecciones parasitarias, hepatitis, virus de inmunodeficiencia humana (VIH), tuberculosis y mononucleosis.
  • Enfermedad renal.
  • Enfermedad hepática.
  • Desnutrición.

Algunas de las causas ambientales que se muestran a continuación, también pueden provocar fatiga:

  • Entorno.
  • Ruidos fuertes.
  • Temperaturas extremas.
  • Muebles incómodos.
  • Tránsito.
  • Periodos de espera prolongados.

Síntomas

Algunos de los síntomas relacionados con la fatiga pueden ser:

  • Cansancio o agotamiento extremo: suele presentarse un grado significativo de cansancio físico y mental inexplicable que suele ser persistente y recurrente, que puede provocar una reducción sustancial del nivel de actividad habitual.
  • Malestar o cansancio post esfuerzo: suele existir una inapropiada pérdida de la resistencia física y mental, una rápida fatigabilidad muscular y cognitiva, dolor y un periodo de recuperación lento.
  • Trastornos del sueño: el sueño suele ser poco reparador llegando a existir trastornos en el ritmo y cantidad de sueño (como sueño invertido o sueño diurno caótico).
  • Mialgias: se puede llegar a experimentar dolor en los músculos y/o articulaciones que a menudo pueden ser de naturaleza extendida y migratoria. El dolor de cabeza es de un nuevo tipo, patrón y severidad.
  • Trastornos neurocognitivos: confusión, desorientación, falta de concentración y de atención, fallas en la memoria de corto plazo, dificultades en el procesamiento de la información, en la recuperación y clasificación de las palabras (no encontrar las palabras y/o nombrar los objetos).
  • Trastornos sensoriales y perceptivos: inestabilidad, desorientación espacial e inhabilidad para focalizar la atención, ataxias, debilidad muscular, fotofobia e hipersensibilidad a los ruidos.

También puede darse alguno de los síntomas siguientes:

  • Manifestaciones neurovegetativas: intolerancia ortostática, trastornos en el intestino con o sin colon irritable, frecuencia urinaria aumentada con o sin disfunciones en la vejiga, palpitaciones con o sin arritmias cardiacas, inestabilidad vasomotora y trastornos respiratorios.
  • Manifestaciones inmunológicas: inflamación de ganglios, dolor y/o ardor de garganta, estados gripales recurrentes, malestar general, aparición de nuevas alergias o cambios en las alergias preexistentes, hipersensibilidad a los medicamentos y/o a los químicos.
  • Manifestaciones neuroendocrinas: pérdida de la estabilidad termoestática, intolerancia al frío y/o al calor, falta o exceso de apetito, hipoglucemia, pérdida de la adaptabilidad y de la tolerancia al estrés, empeoramiento de los síntomas con el estrés y labilidad emocional.

Disminuir y controlar la fatiga

Existen una serie de pautas a seguir que pueden hacer disminuir y controlar la fatiga. Algunas de esas pautas pueden ser:

  • Ahorrar energías y marcar nuestro propio ritmo, cambiar el modo de hacer las cosas.
  • Prestar especial atención a mantener una postura corporal correcta.
  • Equilibrar el descanso y las actividades diarias.
  • Simplificar el trabajo. Utilizar dispositivos y auxiliares de autoayuda que permitan ahorrar trabajo
  • Dormir lo suficiente
  • Hacer ejercicio regularmente.
  • Aprender técnicas de relajación como el yoga o la meditación.
  • Llevar una dieta saludable y bien balanceada, además de beber abundante agua a lo largo del día.
  • Cambiar las situaciones estresantes siempre que sea posible. Por ejemplo, cambiar de trabajo, tomar vacaciones y enfrentarse a los problemas en la relación de pareja.
  • Tomar un suplemento multivitamínico.
  • Evitar el consumo de alcohol, drogas o tabaco.

Cuando contactar con un médico

Siempre que se cumpla alguno de los siguientes casos se debe llamar de inmediato a un médico:

  • Estar confundido o mareado.
  • Tener la visión borrosa.
  • Tener muy poca o nada de orina o sufrir un aumento de peso o hinchazón reciente.
  • Tener pensamientos de hacerse daño o cometer suicidio.

También es aconsejable contactar con un médico en los siguientes casos:

  • Presencia de debilidad o fatiga continua e inexplicable, especialmente si está acompañada de fiebre o pérdida de peso involuntaria.
  • Presencia de estreñimiento, piel reseca, aumento de peso o intolerancia al frío.
  • Despertarse y volver a dormirse muchas veces durante la noche.
  • Tener dolores de cabeza.
  • Sentirse triste o deprimido.
  • Padecer insomnio.

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