Otomicosis
La otomicosis es la infección por hongos saprofitos (levaduras o mohos) de la piel que recubre el conducto auditivo externo. Este tipo de infección fúngica suele caracterizarse por la escasa presencia de síntomas en sus estados iniciales.
La parte externa del conducto auditivo está recubierta por piel similar a la del cuero cabelludo cuya flora normal está compuesta por una gran variedad de bacterias y, también, de hongos. El oído externo es una región donde concurren muchos de los requerimientos necesarios para permitir el crecimiento fúngico como pueden ser: proteínas, carbohidratos, humedad, temperatura y pH adecuados. La colonización fúngica del conducto auditivo no es permanente y puede sufrir variaciones de calidad y cantidad relacionadas con factores ambientales y hábitos higiénicos.
¿Qué es?
La otomicosis es la infección de la piel del conducto auditivo externo por hongos. Habitualmente las infecciones de dicho conducto auditivo suelen ser provocadas por bacterias pero algo más de un 15% de las mismas son causadas por hongos y, en algunos casos, son difíciles de diagnosticar en sus estados iniciales.
Causas
Las causas de otomicosis pueden ser muy variadas y algunos estudios han demostrado que varía en función de las distintas zonas geográficas debido a factores ambientales como la temperatura y la humedad relativa. Suele ser más habitual en países de climas tropicales y subtropicales además de tener mayor incidencia en personas adultas.
Los hongos productores de la otomicosis son generalmente saprofitos y frecuentemente forman parte de la flora normal del conducto auditivo sano, especialmente si son levaduras y hongos filamentosos no dermatofitos o mohos. Entre las levaduras se puede destacar a la Candida albicans y Candida parapsilosis y entre los mohos es predominante el Aspergillus niger.
Las causas más habituales que pueden provocar otomicosis son:
- Fallo de los mecanismos defensivos (alteraciones del epitelio de revestimiento, cambios de pH, modificación cuantitativa y cualitativa del cerumen).
- Factores ambientales como el calor o la humedad excesiva.
- Microtraumatismos (rascado o uso de protecciones mecánicas).
- Los baños o inmersiones en agua dulce y de mar.
- Antecedentes de otitis externa bacteriana.
- Presencia de enfermedades dermatológicas como la dermatitis seborreica o de contacto, psoriasis y eccemas.
Síntomas
A diferencia de la otitis externa bacteriana, que se caracteriza por la presencia de supuración purulenta, los síntomas de la otitis externa fúngica suelen ser inespecíficos.
Los síntomas más habituales de la otomicosis pueden ser:
- Escozor y prurito (picor intenso).
- Dolor y descamación del epitelio.
- Hipoacusia (disminución de la capacidad auditiva).
En casos de otomicosis asintomática:
- Presencia de dermatitis seca no exudativa.
- En la otoscopia pueden observarse depósitos blancos, verdes, marrones o negros o bien una masa algodonosa o filamentosa más o menos espesa.
En casos de otomicosis sintomática:
- Presenta inflamación que se acompaña con otalgia moderada y secreción serosa.
- En la otoscopia puede observarse la presencia de placas aterciopeladas punteadas en blanco, verde, marrón o negro.
- El epitelio suele estar ulcerado y es muy doloroso al tacto.
- En casos aislados puede existir hipoacusia (disminución de la capacidad auditiva).
En casos de otomicosis asociada a infección bacteriana:
- Otalgias violentas con otorrea (emisión de flujo purulento por el conducto auditivo) importante, a veces acompañadas de olor fétido.
- El examen otoscópico revela placas aterciopeladas con punteado blanco, verde, marrón o negro.
- El epitelio está hiperémico (inflamado o abultado), ulcerado y doloroso al tacto.
Tratamiento
El tratamiento de la otomicosis no invasiva consiste en la limpieza cuidadosa del conducto auditivo por microaspiración, la eliminación del agente causal con antimicrobianos, la reducción de la inflamación, edema, dolor y prurito.
Para el tratamiento antimicrobiano habitualmente se utiliza una amplia gama de agentes tópicos queratolíticos no específicos como ácido salicílico, bórico, benzoico y acético; o compuestos desecantes como el propilenglicol y alcohol etílico. Con fines antisépticos se utilizan compuestos que también poseen cierta actividad antifúngica como:
- Violeta de genciana.
- Agua oxigenada.
- Mertiolato.
- Mercurocromo.
- Alcohol yodado.
- Acetato de cobre.
- Extracto acuoso y oleoso de ajo (aceite de ajo).
Para evitar recaídas se aconseja adoptar una serie de medidas profilácticas como pueden ser:
- Evitar la exposición al agua y las limpiezas intempestivas.
- Utilizar antisépticos preventivos.
- Eliminar (siempre que sea posible) enfermedades dermatológicas de base.
- Evitar los traumatismos del conducto auditivo externo.
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