Neumonía
La neumonía es la inflamación del tejido pulmonar ocasionada por un agente infeccioso y que puede llegar a afectar a un lóbulo pulmonar completo o a un parte del mismo.
La neumonía es una infección del pulmón producida por microorganismos que pueden provocar la inflamación de un lóbulo pulmonar completo o de una parte del mismo. Dichos microorganismos pueden ser virus o bacterias pero, en algunos casos, también pueden llegar a ser determinados hongos. El tratamiento de la neumonía presenta muy buenos resultados cuando se inicia poco después de la aparición de los primeros síntomas por ello, es importante acudir a un médico si presenta síntomas que hagan sospechar de padecer esta infección.
¿Qué es?
La neumonía, también conocida como pulmonía, es una enfermedad del sistema respiratorio que consiste en la inflamación del tejido pulmonar ocasionada por un agente infeccioso. La neumonía puede llegar a afectar a un lóbulo pulmonar completo (neumonía lobular), a un segmento de lóbulo, a los alveolos próximos a los bronquios (bronconeumonía) o al tejido intersticial (neumonía intersticial). La neumonía provoca irritación e inflamación del tejido afectado del pulmón además de rellenarse de líquido y material infeccioso, lo que provoca que la respiración sea dolorosa.
Causas
En principio, el mecanismo principal por el que se producen la mayoría de las neumonías es la aspiración de microorganismos procedentes de la orofaringe. Dicho microorganismos pueden llegar al pulmón por tres vías distintas: por aspiración desde la nariz o la faringe, por inhalación o por vía sanguínea.
En los adultos, las principales causantes de la neumonía son las bacterias como: Streptococcus pneumoniae (neumococo), Staphylococcus aureus, Legionella y Haemophylus influenzae. También puede ser causada por un virus como el de la gripe y el de la varicela o por la acción de determinados hongos, como ocurre en pacientes con VIH-SIDA.
Factores de riesgo
A continuación se detallan algunos de los factores de riesgo más comunes que pueden derivar en una neumonía:
- Tabaquismo.
- Enfermedades crónicas: diabetes mellitus, hepatopatías, cardiopatías, enfermedad renal, cáncer, enfermedad pulmonar crónica, SIDA.
- Malnutrición.
- Exceso de peso.
- Demencia.
- Edad (los niños y las personas de más de 50 años son los más susceptibles de contraer neumonía).
- Esplenectomía (pacientes a los que se les ha extirpado el bazo) y, en general, pacientes con bajo nivel de inmunidad.
- Alcoholismo.
- Tratamientos inmunosupresores o con corticoides de manera crónica.
- Residentes en centros de enfermos crónicos o de tercera edad.
- Exposición a drogas por vía parenteral.
Síntomas
Los principales síntomas de la neumonía pueden ser:
- Fiebre, escalofríos y sudoración.
- Tos productiva, con expectoración mucosa, amarillenta, de color asalmonado, purulenta, etc. (depende del microorganismo causante).
- Dolor torácico que aumenta al respirar y toser.
- Dolor de cabeza.
- Dolores musculares y articulares.
- Falta de apetito, debilidad y malestar general.
- Disnea (dificultad para respirar), en algunos casos.
- Estertores crepitantes a la auscultación pulmonar, en el área afectada.
Se pueden distinguir dos cuadros clínicos diferentes según la forma de manifestarse de los síntomas de la neumonía, dichos cuadros clínicos son:
- Cuadro clínico típico: comienza de forma brusca con menos de 48 horas de evolución junto con escalofríos, fiebre de más de 37.5°, tos productiva, expectoración purulenta (flemas con pus), y dolor torácico de características pleuríticas (aumenta con la respiración). Un ejemplo sería la producida por el neumococo.
- Cuadro clínico atípico: caracterizado por tos no productiva (tos seca), molestias inespecíficas, y manifestaciones extra pulmonares como dolores articulares y musculares, dolor de cabeza, alteraciones del estado de conciencia o gastrointestinales. Un ejemplo podría ser la producida por Legionella o Mycoplasma.
Tipos de neumonia
Se pueden distinguir los siguientes tipos de neumonía según el lugar y la forma de aparición:
- Neumonía adquirida en la comunidad: es aquella producida por un agente infeccioso fuera del ámbito hospitalario.
- Neumonía nosocomial o intrahospitalaria: cuando aparece en dicho medio, o bien en las 48-72 horas posteriores al alta hospitalaria, y hasta 10 días después de esta.
- Neumonía relacionada con la asistencia sanitaria: aquellos pacientes de centros de larga estancia, en tratamiento con quimioterapia, diálisis, centros de día de ancianos…
Diagnóstico de la neumonia
Para el diagnóstico de la neumonía su médico puede realizar alguna o varias de las siguientes pruebas o exámenes:
- Examen físico: se basa en los síntomas cardinales ya citados (tos, fiebre y dolor pleurítico) y en la auscultación pulmonar, en el área afectada.
- Radiografía de tórax: Se suelen presentar una serie de signos radiográficos característicos.
- Cultivos: El aislamiento en la sangre, esputo u otros tejidos da el diagnóstico definitivo del MICROORGANISMO causante.
- Técnicas no invasivas: Pueden ser necesarias una gasometría (medida de la concentración de O2 y CO2 en sangre), o un Scanner (TAC) torácico para definir mejor determinadas imágenes radiográficas.
- Técnicas invasivas: solo se realizan en casos de neumonías graves o que no respondan al tratamiento inicial.
- Toracocentesis: punción a través de la pared torácica para extraer muestras de líquido o liberar líquido acumulado en el pulmón a causa de la infección.
- Broncoscopia: introducción de un tubo por la vía aérea para llegar al bronquio y recoger muestras de mucosidad, para realizar un cultivo que permita averiguar el germen causante de la neumonía, en casos de mala evolución o que no respondan al tratamiento
Tratamiento de la neumonia
El tratamiento de la neumonía se realiza con antibióticos y se iniciará de manera empírica valorando los gérmenes más habituales y probablemente implicados, valorando la gravedad y la respuesta a los tratamientos en la comunidad donde se localice la persona afectada. Es decir, el tratamiento se inicia aunque no se haya determinado el microorganismo que ha originado la neumonía.
Los antibióticos se seleccionarán en función de las guías clínicas de tratamiento, de la gravedad del cuadro y de la existencia o no de riesgos concominantes; siendo los antibióticos más utilizados para tratar la neumonía son:
- Penicilinas y betalactámicos (amoxicilina y amoxicilina/clavulánico, ambos a altas dosis).
- Quinolonas (levofloxacino, moxifloxacino).
- Macrólidos (azitromicina, claritromicina).
Existen microorganismo que presentan resistencia a determinados antibióticos utilizados para el tratamiento de la neumonía. Por ejemplo, en España el neumococo presenta una resistencia considerable a las penicilinas, en torno a un 20%, por lo que se deben valorar otros tratamientos.
La duración inicial del tratamiento de la neumonía variará en función de los distintos cuadros.
- Neumonía adquirida en la comunidad que no requiera ingreso: 7-10 días.
- Neumonía adquirida en la comunidad que requiera ingreso: 10-14 días.
- Casos especiales: gérmenes no habituales (Legionella, Staphylococcus aureus, Pseudomonas) no inferior a 14 días. Casos de cavitación pulmonar y abscesos: un mes o más. En neumonías nosocomiales (hospitalarias), variará en función de la gravedad y el germen productor.
Otras medidas generales para curar la neumonía aparte del tratamiento antibiótico:
- Hidratación.
- Reposo.
- Analgésicos y antitérmicos.
- Oxigenoterapia según los niveles de oxígeno arterial que presente el paciente.
- En pacientes con neumonía grave puede precisarse ventilación mecánica.
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