Listeriosis
La listeriosis es una enfermedad bacteriana provocada por Listeria monocytogenes que puede ser muy grave en embarazadas, neonatos y personas con el sistema inmune comprometido.
La listeriosis es una infección bacteriana poco frecuente causada por Listeria monocytogenes que puede afectar a embarazadas, neonatos y personas con el sistema inmune comprometido. Dicha bacteria se introduce en el organismo a través de alimentos contaminados y una vez en el intestino puede pasar al interior de las bacterias que recubren el interior de dicho órgano. Por lo tanto, si el sistema inmune se encuentra en perfectas condiciones esta bacteria se aisla y no se dispersa pero cuando el sistema inmune está comprometido puede dar lugar a infecciones a varios niveles.
¿Qué es?
La listeriosis es una enfermedad bacteriana provocada por Listeria monocytogenes, que es una bacteria del grupo de los bacilos Gram positivos. Esta enfermedad puede ser muy grave o difícil de controlar en las embarazadas, neonatos y personas con el sistema inmune comprometido (ancianos, enfermos de SIDA, diabéticos, etc.).
Causas
La bacteria causante de la Listeriosis es la Listeria monocytogenes que se introduce en el organismo a través de los alimentos y al llegar al intestino entra en contacto con las células que recubren la pared interior del mismo (enterocitos) y pasa al interior de dichas células. A partir de ese momento la bacteria puede pasar de célula a célula sin estar nunca en el medio externo.
Cuando una persona se encuentra en perfecto estado de salud la Listeria se aisla en el intestino y no se dispersa por el organismo pero cuando el sistema inmune está debilitado la bacteria es capaz de provocar infección a varios niveles.
Los principales alimentos por los que se puede ingerir dicha bacteria son:
- Vegetales crudos que provienen del suelo contaminado o del estiércol contaminado usado como fertilizante
- Carne de animal contaminada
- Leche no pasteurizada o alimentos hechos con leche no pasteurizada
- Ciertos alimentos procesados: tales como quesos blandos, perritos calientes y fiambres que han sido contaminados después del procesamiento
Las personas más vulnerables a la Listeria monocytogenes son las siguientes:
- Ancianos.
- Diabéticos mal controlados o con muchos años de evolución de la enfermedad.
- Embarazadas.
- Neonatos.
- Pacientes con cáncer sólido o hematológico, tanto por el cáncer en sí mismo como por el tratamiento de quimioterapia que conlleva.
- Enfermos de SIDA.
- Pacientes en tratamiento crónico con corticoides.
- Enfermos del hígado o del riñón.
Síntomas
En ocasiones, durante el embarazo la infección por Listeria solo ocasiona signos y síntomas leves para la madre. Sin embargo, en los bebes los síntomas de listeriosis se pueden observar en los primeros días de vida. Los síntomas en los recién nacidos y en los adultos pueden ser:
- Inapetencia
- Letargo
- Ictericia
- Dificultad respiratoria (generalmente neumonía)
- Shock
- Sarpullido
- Rigidez del cuello
- Dolores musculares
- Vómitos
- Irritabilidad
- Fiebre
Diagnóstico de la listeriosis
A partir de los síntomas y el tipo de caso se pueden hacer diferentes exámenes de laboratorio para detectar la bacteria, algunos de esos exámenes pueden ser:
- En los casos de sepsis y de granulomatosis infanto-séptica se toma una muestra de sangre y se cultiva para que la bacteria crezca.
- En los casos de meningitis se toma una muestra de líquido cefalorraquídeo mediante una punción lumbar en la que se podrá cultivar para detectar la bacteria.
Tratamiento de la listeriosis
El tratamiento base de la listeriosis consiste en la erradicación de la bacteria a través de antibióticos. En este caso se utiliza la amplicina que es un derivado de la penicilina e impide la replicación de la bacteria. En casos más graves se añade gentamicina, que impide que la bacteria produzca más proteínas además, antes incluso de haberse identificado la infección por Listeria, puede usarse cotrimoxazol.
Prevención de la listeriosis
Para prevenir la infección por listeria, se recomiendan seguir las siguientes pautas de seguridad alimentaria:
- Mantener los objetos limpios: Lavarse muy bien las manos con agua tibia y jabón antes y después de manipular o preparar alimentos. Después de cocinar, usar agua caliente y jabón para lavar los utensilios como las tablas para cortar y otras superficies de preparación de alimentos.
- Lavar las frutas y los vegetales crudos: Limpiar los vegetales crudos con un cepillo de fregar o con un cepillo específico para vegetales bajo mucha agua corriente.
- Cocinar muy bien los alimentos: Usar un termómetro de cocina para asegurarse de que los platos de carne, aves y huevos se cocinan a una temperatura segura.
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